‘‘Camino de las aguas’’

La concepción de crear nuestras ideas en este vasto mundo sigue siendo un misterio, incluso cuando nos ofrecen recetas y fórmulas que supuestamente garantizan el éxito de nuestros proyectos. Puede tratarse de un proceso que comienza en el reino de los sueños y luego se materializa, o bien, de una práctica que se desarrolla a medida que el tiempo nos otorga madurez, donde las ideas toman forma en la acción misma, casi como una forma de "improvisar en el momento".

En aquel entonces, contaba con 17 años y mi convicción era muy clara: mi sendero estaba completamente ligado al arte. No albergaba dudas al respecto. Sin embargo, en ese momento crítico en el que la sociedad nos insta a "tomar una decisión", tuve la certeza de que de ninguna manera me apartaría de ese mundo que, en esencia, es el pilar mismo de mi ser. Se trataba del poder de la creación, era la fascinante posibilidad de dar vida a nuevos mundos

Ahora tomo mis cuadernos y leo; por aquel entonces escribía cosas como ‘’La vida es una eterna composición’’ o ‘’Tengo un desafío: mover pequeños mundos’’ citaba frases que quería no olvidarme nunca: ‘’Quienes cooperan son los que más aprenden, los que acaban por comprender, más allá de cualquier teoría, la fuerza de lo débil, de lo pequeño, de lo amenazado’’.  Tal vez era yo tan pequeña que ni siquiera era capaz de darme cuenta del poder que tenía. Es que no lo pensaba.

Pasaron ya 11 años y observo a una persona que me sorprende que soy yo misma, pero en otro tiempo. Porque con una cuota de ingenuidad pude construir lo que me imaginaba, no me importo que me dijeran que tenía 18 años y que lo que tocaba ahora era estudiar en una Universidad para asegurarme un buen futuro. Y quizás en muchos aspectos eso hubiera ayudado en que la torpeza de mis pasos fuera menor.

Pero aquí estoy sigo soñando.

A este rincón del mundo le llame ‘’Camino de las aguas’’ y le agregue: Espacio de Arte y Creación’’.

Aunque la verdad es que siempre le digo ‘’El espacio’’, como si fuera un rincón vacío del universo donde se encuentra la posibilidad para quien lo transite. Me fascinaron las telas, me hacían sentir que volaba y que podía con mi propio cuerpo sentir la liviandad de un pájaro. En este espacio, tan pequeño y grande a la vez ya deben de haber pasado más de 500 niñ@s, adolescentes, adultos. Hicimos infinitas muestras, con distintas temáticas. A su vez, varias profesoras se incorporaron para que yo pudiera ver de afuera. ¡Qué importante! Ver de afuera, para que podamos apreciar de verdad lo que se está gestando. La posibilidad de escucharnos y ver realmente hacia donde queremos ir. Detenernos y pensar, cuidarnos a nosotros mismos.

Actualmente no me dedico a la disciplina, pero sigo creyendo en la posibilidad de mantener este espacio incluso en la distancia. ‘‘Camino de las aguas’’ sigue activo, con otras profesoras que dictan clases mientras sigo mis estudios de música en Paris.

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